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Mostrando entradas de mayo, 2017

Dos papirómanos en la Feria del Libro de Madrid

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  Elízabeth Hernández Alvarado y Rubén Benítez Florido estarán esta tarde del 28 de mayo en la Feria del Libro de Madrid compartiendo  experiencias y conversaciones con los lectores.  "Pensando a gritos" ya es un conocido y reconocido libro entre nuestros lectores. "De la levedad a la insignificancia" es una novedad recién salida de la imprenta que ha llegado justo a tiempo para presentarse en las casetas de la feria.  ¡Disfrutemos nuestra común pasión por la literatura!

Últimas noticias

¿Lo último que supe? Alguien, no recuerdo quien, recibió una postal suya desde Odessa. Dónde estará eso.  Sí, una postal en la era de los móviles y los e-mails, los facebooks y los skypes. Una postal. Era una foto antigua, de una zona portuaria y unos parroquianos sentados alrededor de una mesa jugaban a las cartas. Unas pintas bastante siniestras, al igual que el bar en cuyo quicio se apoyaba un señor gordo con un mandil y un exuberante bigote. Era el único que miraba a la cámara. Odessa. ¿Dónde estará  eso? ¿En el Mar Negro, dices? ¿Y dónde está eso? Déjalo, ya lo buscaré en la Wikipedia. ¿Qué decía? Pues algo así como “mira donde me tomé ayer una copa”. Nada más. Ya digo, la foto parecía antigua. Lo mismo no lo era. Una broma quizá. O es que el sitio no había cambiado en quinientos años. No sé. Me dio envidia. Yo acababa de venir de pasear al perro. En casa no había pan. Al día siguiente regresaba al trabajo después de unas lastimosas vacaciones y me fui a la calle a ver si veía a

EL DIOS DE LAS COSAS

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Pronto (no te preocupes, está al llegar, ya queda poco) nos pagarán por perder el tiempo; la productividad ya no dependerá de nosotros, la ciencia nos liberará del trabajo y pasaremos a ser consumidores autómatas. Habremos superado la división del trabajo y daremos el salto a la división de las compras, consumiendo vorazmente para justificar la existencia de la robótica. Se nos exigirá holgazanear, permanecer ociosos y aburridos, ser fuentes de insaciable necesidad para no interrumpir el flujo de producción masivo. La escasez de recursos dejará de preocuparnos, porque nuestra imaginación creadora se volverá inagotable. Por primera vez en la historia viviremos en un régimen de esclavitud gozosa, sin esfuerzos, sin azotes, porque el dios de las cosas atenderá con prodigalidad nuestras plegarias. La publicidad será la nueva religión y los directores de marketing sus sacerdotes. Nuestra fe será inquebrantable y, por fin, habrá cesado la e

El olor a gardenias de tu ausencia (Relato)

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El día en que se cumplía el segundo aniversario de mi jubilación, contra todo pronóstico volví a saborear las mieles amargas de un amor tardío.   Aquella mañana de San Juan, el floreado mercado municipal de los viernes había sido sustituido por un ejército de puestos ambulantes que vendían ropa de saldo, dulces artesanales, exóticos animales domésticos, jaulas de madera para los pájaros, remedios infalibles contra el insomnio y un universo festivo de artefactos inútiles.  La cálida brisa que subía del mar empañaba los cristales de las ventanas con un salitre húmedo que se colaba, junto con la algarabía que llegaba desde la calle, por las persianas carcomidas de toda la casa. Con la luz resplandeciente de un recién estrenado sol de verano bañando su cuerpo, no sabría decir cuánto tiempo permanecí inmóvil, contemplando el ritmo de su respiración fatigada: estaba de espaldas, con la sábana blanca apenas cubriendo su cintura, pero podía sentir cada vibración de sus músculos deba

INTERSTICIOS

Si uno se escucha a sí mismo, intuye, sospecha, que en ese monólogo interior debe de hallarse oculta la poesía. Quizá en los silencios, intersticios entre la razón y la locura; aperturas hacia lo inefable; signos que aún no hemos sido capaces de trasladar al lenguaje.

Palabras de paja

Las palabras se imponen a la necesidad de decir, lo mismo que el dinero se ha impuesto a la necesidad de su uso. En ambos casos, una herramienta inventada para facilitar una interacción se ha vuelto para nosotros más importante que la propia necesidad que cubría. Lo mismo que ya el dinero no es medio de intercambio sino objetivo, destino, razón de todo mercadeo, la palabra ya no es instrumento para cubrir la necesidad de comunicar, sino que es un aparejo de lucimiento social, un arma de esgrima dialéctica y a menudo un simple relleno de paja para eludir la comunicación.

To be or not to be

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To be or not to be, esa es la cuestión...y, ¿que más puedo decir?

Palabrear

Cada tres por cuatro me cansan las palabras. Me cansa la falta de significado de la mayor parte de las palabras que emitimos. Nos hemos acostumbrado a palabrear sin fundamento, sin decir. Y solo por derivación, porque hay letras, le llamamos literatura. Juntamos letras en grupos avalados por el diccionario y afirmamos que estamos haciendo literatura con fundamento etimológico, pero qué decimos, qué estamos diciendo, qué queremos decir, qué hay que decir. No sé si tengo algo que decir, y menos aún si importa algo que lo diga. No estoy nada seguro de que a alguien le importe lo que yo tenga que decir, que es, debería ser, la razón fundamental para que lo dijera. Y no callo. Ya ves, no callo, digo que no tengo nada que decir, que es el colmo del absurdo. Y sin embargo sí que quiero decir, aunque todavía no sé qué. Hoy me urge una cosa, mañana me urge la contraria, supongo que buscando cuál sea el verdadero mensaje que quiero escuchar ahí dentro. Entresacar de ese borbotón de palabras qu