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Mostrando entradas de febrero, 2018

Pensando a gritos, de Elízabeth Hernández Alvarado

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La experiencia de lo cotidiano   «Entrar aquí otra vez de forma habitual. Copiar citas, contar cosas que me afectan, escribir bobadas, banalidades, mis banalidades, pues sé que puedo haber leído veinte mil palabras en un día, pero me voy más contento a la cama si he apuntado en cualquier sitio una mía.» Iñaki Uriarte, Diarios (2008-2010) Hay una cotidianidad nociva y limitada, muy próxima al hastío producido por la rutina y la ausencia de curiosidad, que se asemeja bastante a una tenaza, a una claustrofóbica celda o a un corsé asfixiante.  Se trata de una cotidianidad insana que no innova ni sale de la inmediatez en que permanece recluida, que no hace más que confirmar sus propios prejuicios, que no consigue ver más allá de sus narices.  Pero hay otra cotidianidad, más amable y generosa, de espacios extensos y perspectivas más amplias, que analiza lo cercano con un encuadre que va desde lo particular a lo universal.  Al contrario que la localista y restr

De ganados y hombres, de Ana Paula Maia

De ganados y hombres de Ana Paula Maia No recuerdo exactamente la novela de Steinbeck,  De ratones y hombres, de la que de forma evidente está extraído este título.  Tampoco soy capaz de relacionarlas muy bien. Allí, creo recordar, habían dos hombres, dos vagabundos, por los alrededores de las vías del tren, en la época de la Depresión. Creo que se insinuaba una cierta relación homosexual. Creo que uno de ellos era algo retrasado y muy fuerte. Y había algo de huida por una muerte que preocupaba a ambos hombres y que ¿volvía a repetirse?. Todo esto es escuchando al viento de la memoria, sin interés en recuperar exactamente aquella historia. Esta es otra historia. Aquí hay un matadero. Principalmente de vacas. Y un personaje, el aturdidor, Edgar Wilson. Su trabajo es ciertamente brutal, y él no lo disfraza con ninguna perífrasis o fantasía. Y sin embargo es un hombre compasivo que trata de ejecutar su oficio de la manera menos dañosa posible para el destinatario de sus acciones, la va

No hay perros, de Pepi Farray

No hay perros. De pepi farray. El libro trata de tres cooperantes en Senegal. Más que tratar del hecho mismo de la cooperación trata de las razones por las que llevan, los tres, unas vidas desarraigadas y cómo aquella reunión fortuita es una especie de reposo en ese desarraigo donde por unos meses disfrutan de una cierta experiencia de familia. Cada uno tiene un conflicto personal que lo motiva a no querer plantarse en una vida estable, o como se entiende como normalizadamente estable: compañero o compañera, trabajo, casa, obligaciones, ocio, cotidianeidad, mínimo compromiso explícito. Naturalmente el libro plantea un nudo, sobre el que desarrolla la historia: alguien deja a una niña pequeña en la casa donde ellos conviven y se ven obligados a cuidar de ella mientras encuentran a su madre o le consiguen un lugar donde alojarla. Esto lleva a plantear el tema del compromiso con el otro, cómo influyes en las vidas de los demás y la responsabilidad que en eso tienes. Sobre todo habla de