EL DIOS DE LAS COSAS

Pronto (no te preocupes,
está al llegar, ya queda poco)
nos pagarán por perder el tiempo;
la productividad ya no dependerá de nosotros,
la ciencia nos liberará del trabajo
y pasaremos a ser consumidores autómatas.
Habremos superado la división del trabajo
y daremos el salto a la división de las compras,
consumiendo vorazmente
para justificar la existencia de la robótica.
Se nos exigirá holgazanear,
permanecer ociosos y aburridos,
ser fuentes de insaciable necesidad
para no interrumpir el flujo de producción masivo.
La escasez de recursos dejará de preocuparnos,
porque nuestra imaginación creadora se volverá inagotable.
Por primera vez en la historia
viviremos en un régimen de esclavitud gozosa,
sin esfuerzos, sin azotes,
porque el dios de las cosas
atenderá con prodigalidad nuestras plegarias.
La publicidad será la nueva religión
y los directores de marketing sus sacerdotes.
Nuestra fe será inquebrantable
y, por fin, habrá cesado
la explotación del hombre por el hombre.

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