Una reflexión matutina para actualizar el blog Uno cree que la vida «debe ser», y se pasa la vida persiguiendo esa zanahoria sin alcanzarla nunca. Más pronto o más tarde comprende que la vida solo «es», el relleno lo tiene que poner uno. Yo nunca he sabido qué poner dentro. Me he comido la vida seca, echando unos sorbos de cerveza con los amigos, enamorándome de mujeres inaccesibles, leyendo aventuras e ideas de otros y hasta escribiendo tonterías como esta para pasarla. A veces pienso en mi vida como una vida desperdiciada a la que otros le hubieran sacado más sentido. Como si la vida fuera como una chaqueta (¡qué palabra!, ¿no?, viene del francés que a su vez, en una de sus acepciones viene del catalán que la trajo del árabe, de una palabra que designaba a esas cotas de malla par defenderse de los espadazos) que uno pudiera prestarle a otro para que la luciera mejor. Cuando escribo «uno» quiero decir «yo», pero ocultándolo en un genérico que, de algún modo, in...
Han hecho un biopic de Antonio Lino, me parece a mí, con la película Paterson, de Jim Jarmush. Es cierto que Antonio Lino no es conductor de guagua, pero me lo imagino con la misma placidez vital que tiene el personaje, que se llama Paterson y que vive en la ciudad de Paterson. Me lo imagino, a Antonio, con su cuaderno de poemas en la bolsa o mochila que lleve al colegio y me lo imagino robando momentos a lo largo del día para escribir algunas líneas. Conozco muy poco a la mujer de Antonio, pero hasta la última vez que nos vimos era incuestionable la devoción por ella del poeta. A pesar de que cocine más o menos bien, Antonio se comerá la tarta de brócoli y quinoa y emitirá un mmmm valorativo, con toda seguridad; eso sí después de beberse el vaso de agua. Y mirará el cuadro del perro, Marvin, intentando no gesticular la mueca de desagrado que le viene a la cara por lo mal dibujado que está. Es verdad que Antonio no tiene perro, pero tiene hijo, que para el...
Siempre he pensado de mí que tenía que haber muerto joven. Lo del cadáver bonito me lo reservo porque nunca fui un tipo bien parecido. Y en cuanto a vivir deprisa, reconozco que me tomé mi tiempo. Ahora tengo sesenta y dos, un poco tarde para morir joven, y, escuchando a Grateful Dead, pienso que he vivido demasiado lento. Siempre esperé a ver lo que pasaba y no entré demasiado a hacer que pasase. Me quedé esperando como las penélopes, mientras otros viajaban y vivían aventuras yo solo soñaba con hacerlo... algún día. Eso es lo me recuerda la música de Grateful Dead. Hace tres día que pienso que debería volver a coger la bicicleta y partirme el alma en algún barranco gozando paisajes como un vagabundo (de pequeño decía querer ser vagabundo o pistolero del oeste) pero solo al segundo día me decidí a inflarle las ruedas y hoy me dejé dormir hasta las diez y después desayuné leyendo el periódico.
¡¡Inquietante, original montaje y lectura de poema!!
ResponderEliminarGran poema y magnífica lectura. Bien recreada en imágenes la atmósfera del texto, cargada de desasosiego. He dicho.
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