Una habitación en Europa de Avelino fierro

Notas al libro de Avelino Fierro Un cuarto en europa o algo así, voy a comprobarlo... una habitación en europa, diarios 2010-2012.
Compré el libro en León, en el viaje de verano de 2018, osea, este año, pero dejo la fecha por si este texto llega al futuro. Leí en un periódico local una reseña de unas chicas que por lo visto acostumbran a reseñar --y cuyo nombre no apunté--, y hablaban en tan buenos términos que decidí volver a la librería Maisa, en donde ya había estado y no había comprado nada porque nada me saltaba a los ojos o todos me querían saltar a las manos, como una edición reciente de La Rama Dorada, que si me pilla hace un par de años, que estaba dedicándole el año a las lecturas esotéricas, cae seguro, y pedí, y me concedieron, dos de los tres libros que lleva publicados. En realidad pedí "algún libro de este autor" y tenían estos dos, aunque en su ordenador solo figuraba uno. La oportuna intervención del que parecía un mandamucho consiguió no solo localizar el ejemplar fichado sino otro que tenían sin fichar, y ante la disyuntiva de llevarme uno u otro me llevé los dos. Todos ganamos. El otro volumen se llama La vida a medias y el tercero, que no tengo, es el que encaja en medio, Ciudad de sombras. El primero no tiene prólogo, pero el tercero tiene uno de Andrés Trapiello. (En realidad no sé quién coño es Andrés Trapiello, pero oigo campanas; perdone don Andrés, aunque la ignorancia no sea excusable la compenso con esta grasia que tengo)

Después de esta introducción tan magnífica, aunque corta, tal vez podría extenderla añadiendo información redundante que demostrase lo mucho que me importa aparentar que soy un tipo sabido, pero ya lo he intentado en otras muchas ocasiones y siempre me sale un texto sin credibilidad, como de alguien que pasaba por ahí, como me dijeron una vez, así que ya ni me esfuerzo; pues decía que después de esta magnífica introducción, aunque corta, y tampoco sabría precisar en qué términos es magnífica, no sé qué añadir habida cuenta que ya/solo voy por la mitad del susomencionado libro.

Es un diario... así así. Sí, cuenta cosas cotidianas. Algunas demasiado cotidianas, otras un poco increíbles para llamarlas cotidianas aunque el hombre no se recata en hacernos saber su afición a celebrar la amistad en aras de bares de toda cualidad y si es necesario varias veces por semana. Todo ello sin querer decir que me parezca un borrachín. Se cuida en salud, porque es un poco hipocondríaco, lee mucho, tiene amigos que comparten sus aficiones, algunos de más renombre y otros de menos que eso importa poco. De estas cosas habla.
No sé donde lo leí, si en la reseña aquella del periódico o en el vistazo que le eché al prólogo de Trapiello, don Avelino es un respetado fiscal, actividad que trata de eludir mencionar de ninguna forma en estos diarios salvo extrema necesidad, pero además es un, no digamos erudito, pero amante apasionado de los libros y no menos de su lectura. Pese a lo cual no peca, como pecan y mucho los académicos, de introducir excesivas citas ni mencionar cada dos por tres viniendo o sin venir a cuento nombres de autores de reconocido prestigio a troche y moche. Aparecen a mi juicio los oportunos convenientemente insertados para demostrar que conoce paño, y punto. Y siguiendo con sus cualidades, también posee el don de las artes gráficas, vamos que gusta dibujar, lo que certifican algunas ilustraciones del libro, y en alguna ocasión, cuenta por alguna parte, también gustó pintar a brocha fina. Entre sus amistadas figuran artistas en este ramo a los que menciona y con los que departe amigablemente siempre gin tonic de por medio, al parecer. Y, por fin, se dice de él que es uno de esos individuos que todo lo que hace lo hace bien. He de decir que el tono del texto es de bastante autocomplacencia sin llegar a la autoexaltación. El hombre parece estar bastante contento de sí.

Pues eso es, más o menos un diario. Bien escrito está, vamos, me gusta su estilo que es fluido, poco poético, aunque se le deslizan algunos párrafos líricos, un algo rijoso tiene, no muy dado a la meditación profunda ni al exceso de enjundia intelectual. Dice en varias ocasiones que está escrito por encargo del editor y yo me pregunto cuál pueda ser la intención de este libro, porque entiendo que todo libro tiene una intención un objetivo, no sé, entretener, instruir, informar, divertir..., pues yo diría que este libro simplemente tiene como objetivo mostrarse, mostrarse de una manera que el propio autor considera amable --¿sería posible escribir un libro en el que uno se mostrara a sí mismo como un ser despreciable?--, sin entrar en demasiadas honduras o intimidades. Y la razón por la que alguien pueda estar interesado en leer un libro como este sería... pues aparte de disfrutar de la simple lectura como acto en sí, que se disfruta solo si el autor tiene un estilo ágil, entretenido y acorde con los propios gustos, el conocer las vidas de otros aunque solo sea por saber si la de uno es tan desdeñable como a uno le da por pensar a veces.

Comentarios

  1. No soy yo mucho de diarios. Gracias por tus notas, me reafirman en mi querencia. Por cierto, por si estás interesado en el género, según la whiskypedia el señor Trapiello tiene editados 20 tomos de su colección de diarios "Salón de pasos perdidos" en Pre-Textos.

    ResponderEliminar
  2. Veinte tomos de vida. A mí la mía, sin resumir, me cabe en cuatro hojas, fantaseando un poco.

    ResponderEliminar
  3. Habrá que conseguirse ese diario, porque, perdone que le diga, con su reseña no acabo hacerme una idea.

    ResponderEliminar
  4. La he vuelto a leer y me sigue pareciendo que dice todo lo que se puede decir desde mi humilde punto de vista. Todo lo demás que dijera sería relleno.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La infraestructura de los sueños

Odisea del perroflauta

Suite francesa, de Irene Némirovsky