La Esposa Joven de Alessandro Baricco



La Esposa Joven, único apelativo por el que se la distingue, aún no es esposa de nadie. Viene a esperar por El Hijo, que nunca llega. (Sí que llega, ya fuera de trama y a mí me produce la sensación de que el libro tiene un final y luego un nuevo final complaciente para que las almas lectoras no se queden en vilo). Llega, la Esposa Joven, a la casa de una peculiar familia compuesta por El Padre, La Madre, La Hija y El Tío. Todos más parecidos a fantasmas que a componentes de familia, que prácticamente no se cruzan palabra entre sí, porque toda la historia está mediatizada por sus contactos con La Esposa Joven. Y Modesto, el sirviente, que con su perfecta corrección, su milimétrica comprensión de cada una de las manías, miedos y circunstancias de cada miembro familiar, sabe estar y no estar en el lugar adecuado cuando se le necesita.
Tengo un problema con las novelas de Baricco, nunca me acuerdo de qué tratan sus novelas. He leído varias, y he tenido que mirar los títulos para recordarlas, y solo puedo recordar que las he leído. Y que las he disfrutado, que la prosa de Baricco me parece agradable, paladeable a veces, cuidadosa, poco dada al gasto innecesario de metáforas y adjetivaciones, sin dejar de ser poética. Y que he estado de acuerdo con las reflexiones de sus personajes o de sus narradores, cualquiera que fuera la reflexión con la que estuviera de acuerdo, que ahora no recuerdo. Es decir, recuerdo que me gustan mucho las obras de Alexandro Baricco, pero no sé exactamente por qué, porque no recuerdo las obras de Alexandro Baricco. También olvidaré esta novela, que no sé muy bien de qué trata. Hay reflexiones sobre literatura, por ejemplo; el narrador es multipersonaje, que va saltando de uno a otro sin indicación ninguna, a veces es alguno de los propios personajes de la novela, otras es el narrador, presunto autor, de la novela y hasta una mujer a la que el narrador le ha permitido leer la novela hace también a veces de narrador o toma la voz que avanza la trama y nos deja al borde de una nueva escena. Cuando habla el narrador «original»  reflexiona sobre esta curiosa forma de narrar, sobre la necesidad de la escritura, sobre el sentido de narrar. Pero la novela, ¿por qué se está contando? ¿La espera?; todos esperan al Hijo, aunque el que de verdad parece sentir su ausencia es El Padre. ¿Sobre la muerte?, todos temen morir de noche. Y todos parecen caminar como amenazados de muerte súbita. ¿Sobre la soledad?, aunque se reúnen todas las mañanas para celebrar que han superado una noche más, no se relata en el libro ninguna conversación entre ellos, cada uno parece estar en su sitio, y La Esposa Joven acude a cada lugar para conocer su historia; solo Modesto, el sirviente, parece vivo en todo aquello además de la hija. Todo tiene un aire muy de fábula, muy irreal, como, creo, todas las novelas de Baricco. Son personajes ficticios, fantásticos, irreales. Hay tristeza, hay dolor, pero está todo sublimado, en éxtasis de dolor y tristeza. Ese es el ambiente de la novelas de Baricco, creo, de esta, casi seguro.
Me sigue gustando. He disfrutado la lectura, pero en esta ocasión como advirtiendo una cierta falsedad, como notando la rigidez de la sofisticación literaria, de la maestría del narrador, como notando que los escenarios son atrezzo y los personajes máscaras que esconden detrás a los actores que cuando yo termine de leer se cambiarán de ropa y de carácter y se irán a casa.  Me parece que me estoy haciendo mayor.

Comentarios

  1. Para ese trastorno de olvidar lo que se lee un amigo me recomendó hacer una reseña al terminar la lectura (ya sabes, haz lo que digo y no lo que hago) y aunque tengo que reconocer que no siempre le hago caso, me resulta muy útil.

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  2. Lo bueno que tienen los consejos procedentes de amigos es que tienes la confianza suficiente para ignorarlos y que no les importe, o para seguirlos y no deberles nada.

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